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Es bien sabido que los humanos pueden donar sangre a los hospitales y a personas que necesiten transfusiones urgentes; por supuesto, esto bajo los criterios de la compatibilidad y siempre bajo la supervisión médica. Curiosamente, pocos están al tanto de que otras especies, como los perros y los gatos, también pueden hacer este noble gesto con sus congéneres.

En efecto, tanto perros como gatos pueden ser donantes de sangre a individuos de su respectiva especie. Lejos de ser una práctica poco común, cada vez más cuidadores tienen conciencia de su importancia; esto mismo ha aumentado la disposición a brindar apoyo cuando sea necesario. ¿Te gustaría aprender más al respecto? Clínica Olivar ofrece más detalles a continuación.

Condiciones de salud que pueden ameritar mascotas donantes de sangre

Hoy en día existen muchos más tratamientos y opciones quirúrgicas para sanar a las mascotas que se han enfermado o lesionado. Esto ha mejorado sustancialmente la supervivencia a muchas enfermedades pero, a su vez, ha puesto sobre la mesa nuevos requerimientos. Entre ellos, la necesidad de donantes de sangre que pueda proporcionar el vital líquido ante alguna complicación de procedimiento.

Para ponernos en contexto, existen una serie de condiciones de salud que suelen ameritar donantes de sangre. Por ejemplo, hemorragias, trastornos de coagulación, anemias, intoxicaciones, hepatopatías, hemofilias o quemaduras, entre otras. Incluso perros o gatos que gozan del cariño y atención de sus cuidadores pueden verse en la necesidad de este tipo de apoyo alguna vez.

¿Cómo saber si mi mascota puede ser donante?

Ahora bien, tal y como ocurre en los humanos, no todas las mascotas pueden llegar a ser donantes de sangre. Antes de ello, primero es necesario reunir una serie de características físicas que garanticen la seguridad en todo momento; esto abarca tanto la del donante potencial como la de la mascota paciente. A continuación, describimos cada una para perros y gatos candidatos.

Requisitos para que los perros sean donantes de sangre

En primer lugar, ningún cachorro debería figurar en listas de donantes de sangre. Existe un rango de edad bien definido según el cual los perros solo pueden empezar a donar después de su primer año de vida. A ello sumamos el peso del canino, que debe ser superior a los 25 kg para que el procedimiento sea seguro; por debajo de este, no está permitido.

Al igual que en los humanos, los perros donantes de sangre deben estar libres de enfermedades infecciosas que se transmiten a través de esta sustancia. Por tanto, deben dar negativo para leishmaniosis, la ehrlichiosis, la filariosis. En general, su estado de salud debe ser muy bueno, pero no solo en apariencia, sino con evidencia; por ello es importante la evaluación veterinaria previa.

Por último, y no menos importante, los perros aspirantes deben estar al día con sus vacunas; de este modo, el riesgo de padecer y transmitir enfermedades durante el procedimiento es menor. Es trabajo de los cuidadores garantizar el cumplimiento de estos procesos si desean que sus mascotas sean donantes de sangre. De igual forma con la desparasitación.

Requisitos para que los gatos sean donantes de sangre

Los requisitos para que los gatos figuren en las listas de donantes de sangre son similares a los de los perros. Empecemos por el rango de edad, que ronda entre el primero y los ocho años de edad; ni antes ni después. Pasa lo mismo con el peso que debe ser de al menos 4 kg para poder brindar el apoyo; de lo contrario, el procedimiento podría resultar peligroso.

Los gatos también deben estar libres de enfermedades transmisibles para poder donar sangre; entre ellas, el virus de la inmunodeficiencia o el de la leucemia felina. Para confirmar esto, es necesario que un veterinario haga la evaluación física respectiva y la compare con los resultados de pruebas hematológicas. Este también debería verificar que tanto la vacunación como la desparasitación están al día.

Una donación de buena fe

Ahora bien, a diferencia de los humanos, ni perros ni gatos pueden acudir voluntariamente como donantes de sangre. Son sus cuidadores los responsables de candidatarlos como tal a fin de ayudar a sus congéneres. Así que aprovechamos la ocasión para aclarar que este proceso no conlleva recompensas económicas en absoluto; en cambio, debe ser de buena fe.