Todas las mascotas se encuentran expuestas en gran medida a muchos virus y enfermedades que podrían terminar de manera fatal. No importa cuánto los protejamos y las medidas de prevención que tomemos, muchas veces el contagio es inevitable. Entre una de las principales enfermedades que afectan a los perros se encuentra el moquillo canino, del cual seguramente ya hayas escuchado, pero no sepas exactamente de qué se trata.
Conocer cuáles son los síntomas e indicios de que tu perro está sufriendo de esta enfermedad es clave para evitar un desenlace mortal, el cual suele ser muy común cuando tienen moquillo canino. Aquí te contaremos en qué consiste, cuáles son los síntomas y todo lo que debes hacer en caso de que creas que tu mascota tenga este padecimiento altamente contagioso. ¡Continúa leyendo!
¿En qué consiste el moquillo canino y cómo se contrae?
En pocas palabras, el moquillo canino es una enfermedad aguda o subaguda. Esto quiere decir que suele empezar de manera súbita y evoluciona de manera rápida; aunque hay ocasiones que puede tomar un poco más de tiempo. Como ya mencionamos, es contagiosa. Entre los principales síntomas se encuentra la fiebre, pero también suele tener efectos respiratorios, gastrointestinales, urogenitales, oculares y del sistema nervioso central.
Cabe destacar que el moquillo canino es un virus, por lo que suele contagiarse de manera bastante rápida. El principal medio del contagio se da a través de las vías aéreas o cavidad nasal de nuestra mascota. Este viaja por la faringe y los pulmones hasta llegar a los ganglios linfáticos, en donde se reproduce. De ahí, suele expandirse a otras partes del cuerpo de nuestro perro, como las vías respiratorias, el aparato digestivo, el sistema urogenital y el sistema nervioso.
¿Cómo evoluciona el moquillo canino en nuestra mascota?
Como ya hemos mencionado, el moquillo canino es una enfermedad viral que evoluciona de manera bastante rápida. En las primeras 24 o 28 horas de haber contraído el virus, el perro empezará a mostrar síntomas como elevación de la temperatura corporal. De ahí, el desarrollo de la enfermedad va a depender de varios factores. Si el sistema inmunológico de nuestro perro es capaz de defenderse, la infección se puede mantener en estado subclínico.
Por otro lado, si el moquillo canino es subagudo, incluso las mascotas con una respuesta inmune débil pueden sobrevivir mucho tiempo con la infección. Sin embargo, si se trata de la fase aguda, lo más probable es que el animal muera en un periodo de 2 a 4 semanas. Existen dos causas comunes del moquillo canino, la primera siendo las convulsiones causadas por los daños en todo el organismo o la eutanasia.
Síntomas de la infección
Los síntomas del moquillo canino suelen mostrarse de manera bastante rápida, aunque la mayoría de ellos son producidos por infecciones bacterianas secundarias. Si la infección se encuentra en estado subclínico, no existirán síntomas notables.
Sin embargo, los signos clínicos, aparte de la fiebre alta; suelen ser la secreción nasal y ocular, vómitos, diarrea, depresión del estado de ánimo e incluso anorexia. Por otro lado, los síntomas neurológicos pueden aparecer o no y dependerán de la zona del sistema nervioso afectada. Algunos de ellos pueden ser estupor, convulsiones, ataxia e histeria.
¿Cómo se diagnostica y cuál es el tratamiento?
Los veterinarios suelen realizar un diagnóstico de la enfermedad a raíz de los síntomas clínicos. Se debe a que los análisis que detectan inmunoglobulinas no pueden determinar si son por la vacuna o por la contracción de la enfermedad. Además, existen casos en los que el perro puede morir antes de que se puedan sintetizar las inmunoglobulinas. Otra opción es la técnica del PCR para identificar el ADN del virus.
No existe un tratamiento específico para el moquillo canino, ya que los antivirales no suelen tener respuestas efectivas. En la mayoría de los casos, se recetan medicamentos pensados para enfrentar los síntomas que presente la mascota y cuáles son las zonas del organismo afectadas. Aunque las probabilidades son bajas, existen perros que han logrado superar esta enfermedad cuando tienen signos leves; quedando totalmente libres de la infección.